Serán peregrinos en la tierra.

“Entonces dijo a Abraham: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años. Mas también a la gente a quien servirán, juzgaré yo, y después de esto saldrán con grande riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá: porque aún no está cumplida la maldad del Amorrheo hasta aquí”.

(Génesis 15: 13-16)

Esta profecía que Yahweh Dios le revela al patriarca, no es mas que el anuncio de lo que transcurriría en los próximos 400-500 años al pueblo de Israel descendiente de Abraham, Isaac y Jacob.

Los descendientes de Abraham peregrinaron bajo la jurisdicción internacional de Egipto como potencia e imperio alrededor de 430 años (Ex 12:40), y de ellos aproximadamente 215 años—desde el 2238 al 2453 de la Creación—específicamente en tierra de Egipto, una vez que Jacob reconoce que su hijo José estaba vivo y baja a Egipto a reunirse con él (Gn 45:9, 28; 46:27).

Esta promesa, como seguiremos calculando en lo adelante, fue dada a Abraham aproximadamente en el año 2023 de la Creación. En la cuarta generación a partir de la existencia del anciano Abraham y al mando de Josué (Dt 31: 1-8; Jos 1:9), el pueblo hebreo volvió a la tierra de Canaán en el Medio Oriente, desalojando y acabando por orden directa de Dios con el Amorreo y demás pueblos que habitaban allí y que estaban infestados—según se nos revela—de maldad, idolatrías asesinas salvajes, e inmoralidades hasta extremos inconcebibles; tomando como heredad perpetua esa tierra a la que hoy se le llama Palestina, por los filisteos que en ella vivieron posteriormente.

Se estima que posiblemente la visita de Abraham a Egipto haya sido bajo la dinastía faraónica número 12 del Faraón Senusert II; la dinastía 16 en tiempos de José, y la dinastía 18 en tiempo de Moisés; pero es solo un aproximado usando la cronología egipcia.

De manera que Abraham entró a Egipto en el año 2023, sumándole los 430 años que tomó la estancia de Israel allí hasta su salida, ello nos da como resultado el año 2453 desde la Creación. Jacob entró a Egipto en el año 2238. Si le restamos 2238-2453=215 años en que realmente estuvo Israel en tierra egipcia, aunque en general 430 años de peregrinaje en el área y de ellos específicamente 400 bajo la jurisdicción de Egipto como insólita potencia mundial.

La familia del pueblo de Dios, contrario a lo que muchos imaginan, y si seguimos la cronología bíblica, se conocieron lo suficiente como para trasmitirse, en tablillas escritas y oralmente, los hechos ocurridos desde la mismísima Creación.

Cuando Noé muere en el año 2006 de la Creación, el patriarca Abraham tenía 58 años de vida, pudiendo escuchar por boca de su ancestro la historia del Diluvio y acontecimientos que lo originaron. Pero no solo eso: Sem, que nació en el 1558 y murió en el 2158, vivió antes y después que su nieto Abraham muriera. Después de la muerte de Abraham en el año 2123 de la Creación, Sem vivió aún otros 35 años más.

Una vez sacado ese cálculo podemos ver que Isaac pudo escuchar directamente de su antepasado Sem todas las historias de Noé, la Creación, los gobiernos mundiales, etc., porque cuando Sem muere en el año 2158, Isaac tenía 110 años; tiempo de sobra para visitar a Sem y sentarse a escuchar la documentación de la historia. Y si eso fuera poco, Jacob—Israel—también conoció a Sem; ya que el día de su muerte, cuando él y su padre Isaac fueron seguramente a enterrarlo, Jacob tenía 50 años de vida. Cuando su abuelo Abraham muere, Jacob ya tenía 15 años, de manera que lo conoció, platicó, y jugó con su abuelo por mucho tiempo, hasta el momento de la terrenal despedida.

Mientras analizamos esto, repito, se hace más interesante la historia bíblica, porque vemos como la familia escogida por el Creador para entregarnos los recuentos de la historia hasta nuestros días se habían conocido lo suficientemente para ser bien exactos y verídicos.

[Esta y otras profecías del Pentateuco están explicativamente recopiladas en el libro del autor titulado: Profecías en el Pentateuco; impreso y electrónico]

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