¿Es el Antiguo Testamento reemplazado por el Nuevo testamento? ¿Es el
Antiguo Testamento obsoleto, caduco y rechazado para siempre?
No.
Para un cristiano con conocimiento de las
Escrituras, esto conlleva una explicación innecesaria; sin embargo, la mayoría
no lo ve así; y son muchas las llamadas instituciones cristianas que vienen
apostatando hace años e inculcandole al pueblo de Dios de que son: “cristianos
del Nuevo Testamento”, desechando y violando la palabra del Verbo de
Dios...Cristo (Juan 1:1).
Tomemos un tiempo para verificar lo que dice
la Palabra del Creador por boca de nuestro Señor y sus únicos apóstoles:
“Que en aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la república de Israel, y extranjeros a los pactos de la promesa,
sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros que
en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos [Antiguo y Nuevo
Testamentos] hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.
Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden a
ritos...” (Efesios 2:12-15).
No os dejéis engañar.
En el fondo, todas esas instituciones
cristianas lo que pretenden es convertirte a su propio evangelio, el que con
odio escondido, simplemente intentan ignorar a Israel y al pueblo hebreo. La
promesa que el apóstol Pablo nos recuerda aquí es la promesa dada a Abraham.
¿Serás tan incauto y dejarás que falsos maestroides y líderes perecibles te
hagan creer que ya no eres parte de la promesa dada a Abraham, y cumplida en su
hijo Isaac, seguido por Jacob (Israel)?
Hay muchas promesas acompañadas a este pacto
que Dios hizo con Abram (después Abraham), donde le asegura que: “...haré de ti
una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición. Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en tí todas las familias de la tierra” (Gn 12:
2-3).
Todavía Abram era de 75 años cuando Dios le
dijo que se apartara de su tierra natal, de entre los gentiles, de entre un
mundo idólatra...como el de hoy, mientras te escribo ahora, en el año 2020 dC.
Abram nació en el año 1948 contando desde la
Creación, y murió en el año 2123. Interesante que haya nacido en ese año, y es
en el año 1948 d.C que el Estado de Israel es fundado como cumplimiento de las
profecías bíblicas, acerca de que Yahweh haría retornar su pueblo al Final de
los Tiempos, y que habitarían nuevamente en la tierra prometida a Moisés y
conquistada por Josué; ambos un simbolismo de Cristo; quien nos traerá ya
pronto esa tierra anunciada y Edén que muchos piensan erroneamente que ha sido
perdido para siempre.
En el año 2013 de la Creación Yahweh, a través
de Cristo-Verbo de Dios, le dice a Abraham que tomara su familia y partiera,
por fe, hacia donde El le indicaría. Hemos escrito sobre esto en nuestro libro
titulado ‘¡Tierra,
Tierra, Tierra! Oye palabra de Yahweh’; sin embargo debemos recordar aquí
para aquellos que no imaginan el hecho de que Abraham haya conocido a Noé.
Cuando el patriarca del Arca, Noé, muere en el
año 2006 de la Creación, Abram (después Abraham) tenía 58 años, e incluso su
hijo Sem, vivo y muy conocido, todavía viviría otros 152 años más. Es más,
cuando Sem muere en el año 2158, Isaac tenía 110 años y Jacob 50
respectivamente. Cuando su abuelo Abraham muere, el patriarca de Israel Jacob
tenía 15 años, pero como dije, aún el abuelo Sem vivía. Toda la historia desde
la Creación y Noé, y el diluvio, etc, fue traspasada en esa familia de
generación en generación.
Cristo, el Verbo de Dios, nos trajo esa
Palabra desde un comienzo, ¿y tú piensas que fue posteriormente abolida por El
mismo?
Absolutamente no; pero lee y escucha sus
palabras:
“No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas: no he venido para
abrograr, sino a cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el
cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas
las cosas sean hechas [después del Milenio]. De manera que cualquiera que
infringiere uno de esos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los
hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que
hiciere y enseñare [el AT] éste será llamado grande en el reino de los cielos”
(Mt 5:17-19).
Tenga presente que la Biblia, en el momento
que Cristo-Hijo de Dios anunciaba esta sentencia, solo contenía el Antiguo
Testamento, ya que el Nuevo fue escrito varios años después.
Desde el tiempo de los apóstoles—esos primeros
y últimos—el espíritu del anticristo anda volando por este mundo con malicias
espirituales en los aires (Efe 6:12), penetrando humanos y las llamadas
instituciones, que no son mas que sectas religiosas.
Cristo advirtió que desde su crucifixion
Satanás no tendría más acceso al reino celestial, a la presencia del Creador,
para denunciar a los hijos de Dios, diciendo: “Ahora es el juicio de este mundo,
ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Jn 12:31); y pronto
será atado en el Infierno (Apoc 20:1-2). Es por ello que el apóstol Pablo
nos previene del príncipe de la potestad del aire (Efe 2:2), el cual
habita no ya arriba entre su mundo natal, sino aquí en la tierra, sabiendo que
le queda poco tiempo. Su espíritu sigue engañando, tergiversando, torciendo las
Escrituras, usándolas para pescar arrogantes y predicadores de falsedades con
el fin de humillar al humano y segarle el camino de la salvación eterna.
La ley ritual es abolida porque sencillamente
signalizaba que un día determinado por Dios (hace dos mil años ya) el Cordero
de Dios sería sacrificado por mis pecados y los tuyos, con vistas a eliminar
esa pared que el apóstol Pablo nos hace ver en la cita primera de este artículo,
convirtiéndose en Mediador entre Dios y los hombres. No más sacerdotes ni papas
ni santurrones; sino una puerta al cielo (Jn 10:9); y el que crea en El:
ríos y manantiales de agua viva correrán desde su vientre y entrañas porque el
Espíritu Santo entrará a morar en la porción espiritual dentro de tu alma (Jn
7:38-39). Así que erráis ignorando la Palabra revelada, escrita (Mt 22:
29).
Esa ley de los mandamientos es santa, justa,
buena (Rom 7:12), y en ella tu aprendes conceptos, guía para tu vida
diaria y santidad. Sin embargo, nunca fue traída para salvar, sino para
amonestar, para darte conciencia del pecado en que estás y por tanto tu urgente
necesidad del Salvador, del Cristo Redentor. Primero señalado simbólicamente
como un cordero, y después sacrificado por tí en la Cruz del Gólgotha y
resucitado al tercer día. En esas horas bajó al mismísimo infierno a predicar a
las almas perdidas del Antiguo Testamento... ‘allí en las partes más bajas de
la tierra (Efe 4:9-10; 1 Pedro 4:6)ؙ.
Cristo es el verdadero pontífice, el grande en
los cielos (Heb 4:14); de manera que no necesitamos otros, ya sea en un
Templo como el que había en Jerusalém, ni algún otro hecho con ladrillos
religiosos ni cemento de doctrinas demoníacas. El es nuestro pontífice y
sacerdote según el orden de Melquisedec (Heb 5:6-10): santo, inocente,
limpio...hecho más sublime que los cielos (Heb 7:26), y sentado a la
diestra del trono de la Majestad (Heb 8:1).
Resucitamos con Cristo, “rayendo la cédula de
los ritos que nos era contraria... quitándola del medio y enclavándola en la
cruz" (Colo 2:14). De manera que sí: la ley ritual de ofrecer presentes y sacrificios, lo cual
era bosquejo de las cosas celestiales ha sido abolida, y consumada con un pacto
mejor, unificado en su Palabra-Verbo, revelada desde la Creación. Ahora las
leyes santas escritas y eternas dadas a Moisés y apóstoles son inscritas en
nuestras almas, y el Espíritu Santo nos instruye de tal manera que si estamos
en su Palabra y Verdad—no en la de la secta—entonces Cristo Jesús es propicio a
nuestros pecados e iniquidades, borrándolos para siempre jamás (Heb 8:1-12).
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Enero, 2020