¿Es el Infierno una realidad eterna?
En los últimos años se han unido a la
carroza de Adventistas, Testiguistas, Metodistas, y otros muchos dentro de cada
denominación, auto titulados “cristianos”, los cuales aseguran que el Infierno
no existe. Unos porque claramente sus biblias han sido re-editadas,
transformadas, y manipuladas por sus patrones espirituales; a pesar de que en
varios lugares de las Escrituras, como en el libro del Apocalipsis, la Palabra
de Dios nos dice claramente: “Y si alguno quitare de las palabras del libro de
esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa
ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro” (Apoc 22:19). Otros
por pura rebeldía, y para agradar y contemporarizar con el mensaje
pseudo-humanista que le hacen tragar al mundo con astutas disertaciones.
También según ellos con un mensaje
“positivo”, y así nadie se ponga bravo y por consiguiente sus arcas sean llenadas
con monedas de todos tamaños y pesos, las cuales ellos imaginan ser eternas,
pero que pronto serán derretidas en el lago de fuego; allí donde todos, junto
al infierno, han escogido asentarse indefinidamente.
Aún en ese mismo final del Milenio anunciado
por el ángel que hablaba al apóstol Juan, y para que no quedara ninguna duda a
los nuevos habitantes y pobladores de todo el planeta (durante esos mil años),
que ahora junto a todos los que murieron y quedaron atrás desde la fundación
del mundo, enfrentarían el juicio segundo y último del Todopoderoso;
asegurándoles igualmente acerca de los nuevos cielos y tierra prontos a ser
renovados; además que:
“…el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago
de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta; y serán
atormentados día y noche para siempre jamás. Y vi un gran trono blanco y
al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo…
Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros
fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron
juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros…Y el mar
dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los
muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno…Y el infierno
y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte
segunda” (Apoc 20:10-15).
El Lago de Fuego es aún más grande que el
Infierno; donde unos sufrían encadenados y otros les era recordado
constantemente, en medio de una desesperación indescriptible, la Cruz que
rechazaron, y al Hijo que ignoraron; ya sea en vida o cuando él les visitó en
misericordia divina (1 Pedro 3:19-20), porque a estos Dios los había
lanzado a una prisión de la cual tu no podrás escapar eternamente si no te
arrepientes y aceptas a ese Cristo Salvador; puesto que tampoco perdonó á los
ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno
con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio; a ese final
que nos revela el Apocalipsis aquí tratado (2 Pedro 2:4).
Para entender el libro del Apocalipsis, y el
Nuevo Testamento en general, hay que haber estudiado meticulosamente el Antiguo
Testamento. Cristo, el Verbo de Dios que se hizo carne (Juan 1:1-4), no
hizo más que repetir las Escrituras de los profetas (también los apóstoles en
sus epístolas); y de hecho, el Nuevo Testamento que la Iglesia tiene hoy no
existía entonces.
Somos cristianos de toda la Biblia, y no
sencillamente del Nuevo Testamento, como algunos osan imponer para en realidad
alinear al pueblo de Israel. No podemos entender con claridad si no tenemos la
Palabra de Dios como un todo que comenzó en el Génesis, para los hombres. La
historia bíblica, los acontecimientos que padeció el pueblo de Israel y cómo
Dios reaccionó con ellos y sus reyes, el estado del mundo a través de las
épocas, los mandamientos divinos, la ira del Creador, los profetas y sus
discursos hacia el futuro: todo fue escrito para nuestra enseñanza (Rom 15:4);
y debemos usarlo con el objetivo de edificar. Las Escrituras son inspiradas
divinamente, y muy útiles para redargüir, corregir e instituir obras que
perduran en justicia (2 Tim 16-17).
“Del todo será vaciada la tierra, y
enteramente saqueada...destruyóse...enfermó el mundo...terror y sima...
temblarán los fundamentos de la tierra... quebrantaráse toda la tierra
enteramente...y serán amontonados como se amontonan encarcelados... la luna se
avergonzará y el sol se confundirá (Is 24:3-23). El sol y la luna se
oscurecerán y las estrellas retraerán su resplandor... y temblarán los cielos y
la tierra” (Joel 3:15-16).
El Apocalipsis ya estaba revelado; y al
apóstol Juan no más que se le dió la palabra de sobre la Iglesia para ese
final; aún cuando sin base otros predican que los cristianos no verán al inicuo
Anticristo; sin embargo, el apóstol Pablo se lo explicó bien claro a la iglesia
de Tesalónica y por consiguiente a nosotros, la generación del final (2 Tes
2:1-9).
Lo veremos, estaremos aquí, trompeta tras
trompeta.
Al profeta Daniel se le anuncia sobre
aquellos que al final de los tiempos irían, por disposición de Dios a vergüenza
y confusión eterna (Dn 12:2). La muerte espiritual no existe; es
sencillamente una separación perpetua de Dios, y la recompensa es sufrimiento eterno,
apartados de la luz del Creador.
El sheol y la perdición nunca se hartan (Prov
27:20), y el infierno no tiene cobertura delante de Dios, porque el infierno
y la muerte (Job 26:6; 28:22) están a Su vista. En Isaías se pregunta y
advierte: ¿Quién de nosotros habitará
con las llamas eternas?...y el infierno abajo se espantó de ti,
te despertó muertos en tu venida (Is 14:9; 33:14).
Cristo nos aseguró que desde el punto de
vista sustancial y divino El y el Padre son uno mismo (Juan 10:30); de
manera que él sabe bien sobre dónde y cómo es el infierno y por ello no cesó de
advertir sobre la condenación eterna y el propósito de Dios para que la
evitáramos, y nos salvemos a través del su Hijo Santo el cual se levantó de la
muerte:
-“Atado de pies y manos echadle en las
tinieblas de afuera: allí será el llanto y crujir de dientes” (Mt
22:13).
-“Apartaos de mi malditos [también iréis] al
fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles... e irán estos
a tormento eterno y los justos a vida eterna” (Mt 25:41, 46).
-“Donde el gusano de ellos no muere, y el
fuego nunca se apaga. Porque todos serán salados con el fuego” (Mr
9:48-49).
-“En llama de fuego, para dar el pago á los
que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;
los cuales serán castigados de eterna perdición” (2 Tes 1:8-9).
-“Allí será el llanto y crujir de dientes
cuando viereis a Abraham y a Isaac... a todos los profetas en el reino de Dios
y vosotros excluidos” (Lc 13:28).
En este cuadro del pintor James Tissot,
siglo XIX, se nos muestra el seno de Abraham donde el rico que no creyó en el
mensaje del Hijo de Dios fue a parar en sufrimiento primario, porque “si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco
se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos” (Lc 16:19-31).
En casi tres décadas de caminar con el Señor
he conocido muchos cristianos. Algunos que predican han sido criticados
duramente porque en el caminar cometieron errores. Conociendo al humano lo
suficientemente como para evaluar un carácter puedo decir que la manera en que
fuimos educados, el lugar, la época, costumbres, adiciones del pasado, y muchas
otras cuestiones como la inexperiencia influyen en la apariencia y forma de
analizar muchas cosas; aún cuando hemos renacido espiritualmente y tenemos al
Espíritu Santo que nos redarguye y trata de aclarar muchas preguntas. Por eso
es que a veces vemos un hombre de Dios que tiene una doctrina general clara;
sin embargo, cree en la historia demoníaca que hubo ángeles que tuvieron
relaciones sexuales con mujeres del mundo, y eso no es lo que el Génesis
asegura. ¿Se imagina usted una mujer pequeña dando a luz a un bebé de un
gigante de más de cien pies como algunos aseguran que eran; sin contar que no
tiene absolutamente ninguna base bíblica ni sanguínea?
Y es que somos engañados en muchas circunstancias
(Mt 24:4-5), aún siendo hijos de Dios; porque crecemos en el caminar; y
aprendemos las manipulaciones del diablo a medida que tratamos de llegar hasta
la meta soberana en Cristo Jesús. El nos advirtió que todo sería acortado por
amor a sus hijos (Mt 24:22), ya que los espejismos, filfa y decepción es
mucha. Hemos estado lidiando por más de seis milenios con el padre de mentira,
el diablo (Juan 8:44) y sus enmascarados acólitos. Ellos tienen mucha experiencia
y recolección de hechos, durante siglos, para torcer el camino del hombre.
No dudemos que hay muchos disfrazados como
ángeles de luz (2 Cor 1:14) hablando lo que saben y no saben, pero debes
juzgar y analizar con cuidado y entendimiento. Ten misericordia y temor antes
de intentar hundir la reputación de un siervo-hijo de Adonai que es sincero,
humilde, y lleva el temor de Dios en su corazón aunque haya sido manipulado por
una institución religiosa en cuanto a edificar doctrinas que son inventadas y/o
edificadas sobre un fundamento débil.
Todos tenemos diferentes dones, pero a veces
el ego o una falsa profecía empujada hacia un creyente lo convierte en pastor
sin haber sido llamado por Dios para ello; o pretende ocupar la posición de tesorero, como
Judas en la compañía de Jesús, y eso lo lleva al mismísimo infierno, junto a
muchas otras penas circunstanciales. Todos hemos sido llamados a llevar el
mensaje de Salvación, pero no todos tenemos los mismos dones. Yo puedo
transmitir el mensaje escrito pero no me considero buen orador, otro tiene el
don de atender enfermos, y aquel es un diácono humilde que solo quiere servir y
ser útil, aunque un mal pastor puede aprovecharse de su don. Debemos analizarlo
todo con esa Palabra que se nos dió desde el Génesis, y no atender a fábulas y
mandamientos de hombres (Tito 1:14); pero entender que la Biblia es una
en su conjunto, y donde hay dos reunidos en su Nombre, ya existe una iglesia de
Jesús (Mt 18:20); porque muchas malas interpretaciones han sido usadas
para crear sectas e instituciones que
Cristo nunca ordenó, dividiendo al redil del Creador con astucia y gran amor al
dinero.
Ahí tienes la Palabra de Dios. Préstale
atención, meditación, estudio y oración. No dejes que los pasatiempos, falsas
promesas, y la brisa oscura de este mundo te aparten de la bendición eterna; y
vayas a parar donde Cristo claramente aseguró que será lugar de eterno llanto y
crujir de dientes.
~*~
Para volver a la página de preguntas y respuestas ir/hacer clic aquí:
Enero, 2020