El Imperio Asirio y el Reino israelita del Norte.

“Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco Rezin: y dentro de sesenta y cinco años Efraím será quebrantado hasta dejar de ser pueblo…Mas el pueblo no se convirtió al que lo hería, ni buscaron a Yahweh de los ejércitos. Y Yahweh cortará de Israel cabeza y cola, ramo y caña”.

(Isaías 7:8; 9:13-14)

Cuando el rey Salomón muere—en el 933 a.C—su hijo Roboam no siguió el consejo de los ancianos y en lugar de suavizar el yugo de su padre, quien se excedió con suma autoridad en sus últimos años, ordenó reunir al pueblo, y con gran soberbia les auguró: “El menor de los dedos míos es más grueso que los lomos de mi padre…mi padre os cargó de pesado yugo…os hirió con azotes, mas yo os heriré con escorpiones” (1 Ry 12:7-14). Tal muestra de insolencia hizo supurar a un pueblo en discordias.

Esto ocurrió, como dijimos, alrededor del año 933 a.C; y entonces un ex oficial del ejército de su padre Salomón, quien se había rebelado con anterioridad y huido a Egipto amparado por el faraón Sisac, llamado Jeroboam, alentó a las restantes Diez tribus de Israel, encabezadas por la de Efraím, a separarse de la nación y crear su propio reino; separados de las tribus de Judá y Benjamín, mezcladas éstas con algunos de la también tribu de Simeón.

El Reino del Norte—como se le llamó posteriormente—encabezado por este líder Jeroboam que gobernó durante 22 años, y a quien el profeta Ahías (1 Ry 11: 26-35) ya le había revelado en tiempos de Salomón que esto ocurriría en un futuro (producto de la idolatría a falsos dioses como: Astarot, Chemos y Moloch, en que Israel había caído) cuando él se convertiría en rey del norte de la nación; duró en su totalidad como reino, entre los años 933-721 a.C, algo más de 200 años.

Sepa el lector que determinar las fechas exactas, cuando han transcurrido milenios, no es tarea fácil, y muchas veces los teólogos no coinciden. Por ejemplo, se afirma como un hecho establecido en los diccionarios bíblicos que el profeta Isaías comenzó su ministerio público entre los años 758 al 745 a.C, continuándolo por 50 años en adelante. Yo no concuerdo exactamente con ello, ya que el Reino del Norte—como veremos, fue destruido alrededor del año 721 a.C; y si el profeta predice con anterioridad que esto ocurriría 65 años a partir del momento en que él lo está profetizando, entonces el profeta Isaías debe haber pronunciado este juicio próximo al año 786 a.C (721+65=786); es decir que su ministerio en realidad debía haber comenzado al menos en ese año (28 años antes de lo académicamente reconocido) viviendo una extensa vida; sin embargo, teniendo en cuenta que han transcurrido desde entonces hasta nuestros días casi 2800 años, entonces veinte y ocho años de diferencia no es un desacuerdo tan importante.

El profeta Isaías profetizó desde su juventud amonestando a la nación, pronosticándole su carácter mesiánico encaminado al futuro, y a su vez—con precisión extraordinaria—revelando hechos separados que ocurrirían en su historia, incluyendo el advenimiento de Cristo y crucifixión. Isaías era un hombre de familia, culto, letrado, con acceso a la corte de los reyes que le tocó presenciar en el transcurso de su larga vida.

Cuenta la tradición judía—no la Biblia—que Isaías murió como mártir, siendo ya un anciano, bajo el reinado del impío rey Manasés, por haber comparado valientemente y sin temor, a la ciudad de Jerusalém con las ciudades de Sodoma y Gomorra destruidas por Dios (Gn 19:12-25), debido a la cantidad de abominaciones que se experimentaban allí cada dia; y algo similar estaba ocurriendo en Jerusalém, por lo que sin dudas le llegaría igualmente, en algún momento, su hora fatal; y enfureciendo al rey con ello.

Se añade a la historia que el profeta huyó a esconderse dentro de un tronco hueco de un cedro. El rey lo supo y ordenó aserrar el tronco con el profeta dentro; y quizás es por ello que el apóstol san Pablo nos dice en la Epístola a los Hebreos, capitulo 11:37, que un profeta fue aserrado, cortado salvajemente por las autoridades de su época. Los hombres de Dios siempre han sido valientes no importa las consecuencias, condenando las injusticias; y no por ello quiere decir que no escapen o traten de proteger a sus familias.

En este pasaje que analizamos el profeta—65 años antes de que ocurriera—le profetiza a las diez tribus del norte, conocidas como el Reino del Norte, que iban a ser destruidos para siempre y llevados en cautiverio por los asirios.

El sufrimiento no ha cerrado su última página. Israel todavía no ha encontrado a su Mesías, no importa si el mismo profeta Isaías se les apareciera hoy en persona. Si está interesado puede leer sobre los acontecimientos finales en el libro de estudio titulado 'Apocalipsis de San Juan. Interpretación y explicación del libro'.

[Esta y otras profecías del Antiguo Testamento están explicativamente recopiladas en el libro del autor titulado: Profetas Mayores del Antiguo Testamento; impreso y electrónico]

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