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Promesa eterna dada al rey David y su descendencia.
Es un pasaje que puede ser interpretado erróneamente, y se refiere no mas a que Jesús, para cumplir esa promesa terrenal—dirigida a los humanos—hecha al rey David: que reinaría eternamente; se hizo él mismo carne, vino a este mundo como hombre, y por tanto menor que los ángeles, durante su ministerio en tierra de Israel—la misma prometida al rey David—para que con ello gustase la muerte; es decir, estuviera dispuesto (aún viendo el peligro y sufrimiento que requería: Mt 26: 36-39 ) a morir en la cruz del Gólgota, “para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo; y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb 2: 14-15 ). Una vez hecho esto, el Espíritu Santo de Dios ha estado trabajando por dos mil años, organizando el pueblo que reinará bajo la promesa eterna hecha al rey David en el pasaje que analizamos.