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El joven Samuel.
Y si hablamos de humanidad debemos ver su lado terrenal, de barro frágil, del que todos padecemos como mortales. Hoy vemos tantos supuestos hombres de Dios que pregonan públicamente ser perfectos, sin problemas familiares o sociales, y más santos que san Juan el Bautista; sin embargo, por más que indagamos en la Historia Sagrada , y no la escrita por diferentes instituciones religiosas, vemos a todos estos elegidos de Dios lidiando con problemas comunes y corrientes que todos, de una u otra forma, padecemos. Así vemos a Samuel, quien con seguridad era un hombre valeroso y decidido (1 Sam 15: 32-35 ), en cierto momento y ya anciano, aparentemente temió al ya convertido en soberbio rey Saúl, a quien él mismo lo había ungido y hecho persona de renombre (1 Sam 16: 1-2 ); a su vez es un hecho que los hijos de Samuel fueron unos impíos avariciosos que pervertían el derecho del pueblo (1 Sam 8: 1-5 ), aunque no se nos menciona claramente quién fue la madre de los muchachos.