Todo comenzó en el bosque de ese Edén en que Dios
creó al hombre y le dió como tarea el cuidarlo como un jardín. Para colmo de
todo, el Señor continuó en su Creación y nos regaló más compañía: coloridos animales
de todo tipo, los cuales hasta hoy, si los observamos al detalle, vemos que son
maravillas de las manos divinas; y reflejos del mundo celestial. Lo que ocurre
es que los humanos, enfrascados en cuanta concupiscencia y vanagloria al
alcance de sus manos, ni siquiera son capaces de admirar esa Creación que nos
rodea; la cual aún bajo maldición, es asombrosa y espectacular.
La rebelión de nuestros primeros padres creó un
sistema en que el humano necesita remuneración e incentivos para continuar en
su tarea de trabajar, para comer y cubrir sus necesidades. Es inevitable: todos
necesitamos ser pagados por nuestros esfuerzos y trabajos, puesto que nada es
realmente gratis; solo el aire que respiramos, y en varias ocasiones ni eso
hemos sido capaces de conservarlo sano.
“Y al hombre dijo: Por
cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé
diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por amor de ti; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y
comerás hierba del campo. En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que
vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo
serás tornado” (Gn 3:17-19).
Descendemos de ese Adam terrenal.
En el sudor de nuestro rostro comeremos; y en las
sociedades modernas eso significa que necesitamos el poder adquisitivo para
comprar los alimentos, transporte, medicinas, electricidad, techo, y otros
tantos caprichos que nos imponen en los últimos años; los cuales el arcángel ya
se lo había profetizado al hombre de Dios Daniel, asegurándole que al Final de
los tiempos la ciencia se multiplicaría (Dn 12:4). Y sea dicho de paso,
otras versiones de la Biblia [esta es Reina-Valera 1909], en inglés y español,
han traducido en lugar de ‘multiplicarse’ cambiado por ‘aumentarse’. Es un
error (mala traducción), y es una forma rápida de ver si a su versión le han
hecho innumerables e innecesarias—por no llamarlas vanas—rectificaciones. La
ciencia se multiplica en este tiempo constantemente; siendo mucho más que un
gradual aumento; y Dios por supuesto, lo sabía de antemano.
En la historia Sagrada vemos a una mujer pía que
a ojos del mundo parecería otra más en medio de tantas; sobre todo yendo a un
pueblo como el Israelita, que se concentraba en sus nacionales con celo
religioso. Así y todo, ésta moabita salió de su tierra con su suegra hebrea,
viuda y dolorida por la pérdida de gran parte de su familia y medios de
sustento. Al llegar a la tierra de Israel buscando ayuda, era una gentil entre
el pueblo hebreo; pero no cualquiera, y por eso es que ya le había asegurado a
su suegra Noemí: “No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que
tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi
pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada:
así me haga Yahweh, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y
ti (Ruth 1:16).
Esa es la clase de mujer que había dentro de
ella, y Dios en su misericordia—sin ella imaginarlo—de la noche a la mañana, la
convierte en una bisabuela del futuro rey David, y de nuestro Señor Jesucristo,
según la carne. Y es que ella conoce a Booz. ¿Quién era él? Un hebreo familia
de su suegra Noemí, el cual tenía tierras y varias mujeres que las trabajaban,
junto a los hombres segadores:
“Y Ruth la Moabita dijo a Noemí: Ruégote que
me dejes ir al campo, y cogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare
gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Fue pues, y llegando, espigó en el
campo en pos de los segadores: y aconteció por ventura, que la suerte del campo
era de Booz, el cual era de la parentela de Elimelech. Y he aquí que Booz vino
de Beth-lehem, y dijo á los segadores: Yahweh sea con vosotros. Y ellos
respondieron: Yahweh te bendiga. Y Booz dijo á su criado el sobrestante de los
segadores: ¿Cúya es esta moza? Y el criado, sobrestante de los segadores,
respondió y dijo: Es la moza de Moab, que volvió con Noemí de los campos de
Moab; y ha dicho: Ruégote que me dejes coger y juntar tras los segadores entre
las gavillas; entró pues, y está desde por la mañana hasta ahora [trabajando],
menos un poco que se detuvo en casa. Entonces Booz dijo á Ruth: Oye, hija mía,
no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí: y aquí estarás con mis
mozas. Mira bien el campo que segaren, y síguelas; porque yo he mandado á los
mozos que no te toquen. Y si tuvieres sed, ve a los vasos, y bebe del agua que
sacaren los mozos.
Ella entonces bajando su rostro inclinóse a
tierra, y díjole: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que tú me
reconozcas, siendo yo extranjera? Y respondiendo Booz, díjole: Por cierto se me
ha declarado todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu
marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has
venido a pueblo que no conociste antes. Yahweh galardone tu obra, y tu
remuneración sea llena por Yahweh Dios de Israel, que has venido para cubrirte
debajo de sus alas... Y Booz le dijo a la hora de comer: Allégate aquí, y come
del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y sentóse ella junto a los segadores,
y él le dió del potaje, y comió hasta que se hartó y le sobró. Levantóse luego
para espigar. Y Booz mandó á sus criados, diciendo: Coja también espigas entre
las gavillas, y no la avergoncéis; antes echaréis a sabiendas de los manojos, y
la dejaréis que coja, y no la reprendáis. Y espigó en el campo hasta la tarde,
y desgranó lo que había cogido, y fue como un efá de cebada. Y tomólo, y vínose
a la ciudad; y su suegra vió lo que había cogido. Sacó también luego lo que le
había sobrado después de harta, y dióselo. Y díjole su suegra: ¿Dónde has
espigado hoy? ¿Y dónde has trabajado?” (Ruth 2:2-19).
Aquí vemos, si lo analizamos con el lenguaje
de hoy, a un dueño de negocio cristiano, no solo en palabras sino también en
hechos. Varias mujeres y hombres trabajaban para él; y primeramente ¿cuál fue
el saludo que le dieron a su jefe en el comienzo del día?.. “ellos
respondieron: Yahweh te bendiga”.
¿Eran esclavos? No. ¿Trabajaban de gratis?
No. ¿Les proveía comida y cubría sus necesidades? Sí. Tenga presente que todo
eso era en un tiempo de hambruna y grandes necesidades en esa región, y ahí
pueden ver a un hombre de Dios proveyendo, pagando, haciendo que otros
prosperen, al igual que él.
El cristiano tiene derecho a ser bendecido y
recibir justa remuneración por su trabajo; y pagar a otros por el servicio que
se le preste. Desgraciadamente en este mundo que heredamos, se necesita el
recurso monetario para vivir. Hay trabajo físico y hay trabajo intelectual. Hay
trabajo en los aires (aviación), y hay trabajo bajo tierra (minero). Hay
administración de leyes y gobierno que se supone aseguren nuestras libertades, doctores
y enfermeras que cuidan a un enfermo, y hay bomberos que apagan un fuego, junto
a policías que deben garantizar que asesinos y ladrones sean llevados tras las
rejas (aunque desgraciadamente no siempre ocurre así); en fin, hay diferentes
labores, responsabilidades, y todos necesitan ser remunerados para que la
sociedad no se vuelva un algarabío con anarquías y abusos por doquier.
En el año 2013 escribimos y publicamos sobre este
tema en nuestro libro titulado: ‘Biblia
vs Socialismo vs Capitalismo y El derecho a portar armas’; viendo cómo
muchos jóvenes (también) adultos, son cebados por políticos y religiosos tras
ideologías inhumanas que son disfrazadas con cuentecillos de hadas endiabladas.
Muchos cristianos simpatizan con el
socialismo, que es básicamente un sistema ateo, el cual no permite propiedad
privada, que maneja la mentira sofisticadamente; reprime a cristianos
verdaderos, así como restringe y elimina la libertad de expresión y libre
asociación, entre muchas otras cosas.
Lo vivimos durante 30 años entre Cuba y la
antigua Unión Soviética. No es algo que hemos leído, sino vivido.
¿Por qué simpatizan entonces con tal sistema
tiranizante y absolutista? Porque les hace creer que regala cosas y ofrece de
gratis muchas asistencias sociales.
Mentiras. Allí nada es gratis. Te dan
migajas de lo que ya te robaron.
Dicho esto, debemos recalcar también que no
existe paraíso en la tierra bajo el dominio humano hasta que el Señor cumpla su
promesa. No estamos defendiendo un sistema en específico. En el mundo
occidental, y lo vemos más que nada en EE.UU donde vivimos, la adoración al
dinero alcanza proporciones nunca vistas, sin contar los aires de Sodoma que se
asoman por doquier. Hay una mezcla de socialismo + fascismo que revuelve a
nuestros gobiernos en los últimos años, donde las trasnacionales y grandes
monopolios económicos e informáticos controlan, directa o indirectamente, la
vida de cada ciudadano, una torcida justicia que arremete contra nuestras
naciones estableciéndose como asunto 'legal'... y estos vientos son los que ya
nos anuncian el próximo sistema del anticristo.
Volviendo al encabezamiento de nuestro
escrito: algunos, en diferentes sistemas y naciones les gustaría ser ricos, o
tener un buen trabajo que le remunere grandemente y así llevar una vida de
beneficios materiales; sin embargo, para otros no piensan ni quieren lo mismo, pues solo
desean recibir todo de gratis o a muy bajo precio. No importa si el obrero o
vendedor tenga familia o no, se alimente o no, necesite o esté obligado a pagar
servicios o no; se ovidan del prójimo.
Mientras esto ocurre se compran teléfonos,
zapatos, y atuendos que cuestan cientos sino miles; pero para el que los
confecciona; no importa, que se las arreglen como puedan, pues quieren recibir
sin costo alguno, y casi todo de gratis.
No.
El cristiano no debe recibir de gratis la
labor de otro. Todos están necesitados, a menos que la persona sea rica; y así
y todo, tiene derecho a recibir el justo pago por su labor o servicio.
¿Qué dice la Palabra de Dios?
"No pondrás bozal al buey cuando
trillare" (Dt 25:4).
"No embozarás al buey que trilla; y
digno es el obrero de su jornal" (1 Tim 5:18).
"Porque el obrero es digno de su
salario" (Lc 10:7).
Hay muchas otras citas de donde se deriva la
necesidad de ser justo con la persona que trabaja por su jornal; pero con estos
es suficiente. No obstante, queremos añadir que un pastor, es también un
obrero, si es que hace su trabajo, y no anda echando cargas sobre otros, porque
se estime superior y 'bendecido'.
Cuando usted visita una iglesia y
constantemente hay predicas sobre el diezmo; y en cada culto están pidiendo
dinero... ya no es una buena señal; y posiblemente allí se adore a Mammón.
Muchas veces a escondidas.
Bíblicamente, como ocurría en el Templo de Jerusalém,
lo que existía era un gazofilacio. Allí se depositaban diezmos y ofrendas... No
se hablaba de dinero fuera de eso; a menos que sean los vendedores que en época
de Cristo en las afueras vendían todo tipo de auguros religiosos, etc.
Lo mismo en sinagogas; era un lugar para
hablar de la Palabra de Dios, no de dinero. Si usted cree en Dios, entonces
sabe que lo que se eche en el gazofilacio, será visto por el Creador; de manera
que no tiene que estar constantemente empujando a otros para que le den dinero,
con el pretexto de llevar el Evangelio al mundo entero.
Ponga un gazofilacio a la entrada de su
iglesia; y ya... no hable más de dinero.
Conclusión: Los cristianos deben pagar por
compras y servicios de la misma manera que lo hace cualquier otro. No tienes
privilegio de recibir de gratis el sudor de otro asalariado como tú; ni debes
dejar que otros, aprovechándose astutamente de leyes humanas establecidas,
quieran arrancarte con pillaje tu derecho a la vida; que a su vez exige que
pagues por todas tus necesidades.
¡Que el Señor te bendiga grandemente!
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Mayo, 2019