“Tu eres... el Hijo del Dios viviente” (Mt 16:16).
Jesús
y sus discípulos visitaban la ciudad Cesárea de Filipo, lejos del centro
religioso de Jerusalém. Cesárea de Filipo era una ciudad localizada a 25 millas
hacia el norte del lago de Galilea, cercana al Monte Hermón. Cesárea era el
nombre dado en honor al César y Filipo refiriendose al Tetrarca, hijo de Herodes el
Grande, quien ahora gobernaba toda esa región del norte desde la muerte de su
padre en el año 4 a.C, y hasta aproximadamente el 34 d.C.
Existe
cierto error en el conteo del comienzo de la era cristiana que no vamos a
explicar con todo detalle aquí, pero cuando siglos después se confeccionó el
nuevo calendario cristiano, el comienzo de la nueva era fue erróneamente
calculado, y en realidad hoy podemos decir que aproximadamente comenzó entre 4
a 7 años antes de lo hoy conocido como año 1 de Cristo; es decir, hoy, en el
2025, podríamos estar en realidad entre el 2029 o hasta el 2032 d.C, si vamos
para atrás de 4 a 7 años. En otras palabras si Cristo comenzó su ministerio
público a los treinta años, entonces oficialmente, sus verdaderos 30 años
serían alrededor del año 25 d.C, si es que él realmente nació en el 5 a.C; al
menos un año antes que Herodes el Grande muriera y antes de su partida mandara a matar a todos los
niños menores de dos años. Por supuesto, uno cuenta como 30 d.C ya que de otra
manera traería todo mucha confusión, pero mencionamos esto porque cuando
analizamos las profecías bíblicas siempre habrán de 4 a 7 años de posible
diferencia.
Este
escrito no es acerca de ese rompecabezas y ya hemos escrito sobre eso en otros
libros. Lo importante es, repetimos, que si Herodes muere en el año 4 a.C (como
es oficialmente reconocido en la historia), y antes había enviado a matar en
Belén ( Bethlehem) a los niños menores de 2 años—cuando inquirió de los magos acerca
de qué edad debería tener el niño Jesús—entonces Jesús habría nacido en
realidad aproximadamente 5-6 años antes de lo establecido tradicionalmente. Jesús
debería haber tenido entre uno o dos años antes del 4 a.C cuando Herodes muere.
Los magos (Magis) no vieron a Jesús
en el momento de su nacimiento como se cree, sino al menos uno o dos años
después y por esto Herodes, decidió no correr riesgos y ordenó matar a todos de
dos años para abajo, según lo que los magos le hayan dicho. Recuerde que el
viaje de los magos era largo, desde la Caldea (Iraq), con camellos y toda una
comitiva de servidores que les protegieran, puesto que este era un camino bien
peligroso que duraba meses. No habían automóviles ni aviones, y después de
recibida la revelación angelical les tomó algún tiempo alcanzar Belén, teniendo
en cuenta que José y María fueron allí producto de un censo establecido por
Roma y se piensa que ellos se quedaron a vivir en Belén por un tiempo antes de
partir hacia Egipto, aunque su pueblo natal era Nazaret.
Volvamos
a la ciudad de Cesárea de Filipo que estaba a 239.6 kilometros o 148.8 millas
desde Jerusalém yendo hacia el norte. Cristo lleva a los apóstoles hasta allí,
una ciudad con raíces helenísticas y romanas llena de reliquias y paganismo.
Desde la época en que Alejandro el Grande conquistó el territorio existía una
cueva ominosa rodeada de un complejo de estatuas y donde principalmente se
adoraba al falso dios Pan. En el año 63 a.C los romanos ocuparon el lugar, pero
la adoración continuó, y muriendo Herodes el Grande su hijo Filipo ordenó
construir una gran ciudad allí: Cesarea de Filipo, que se convirtió en capital
de toda esa región, y la ciudad tenía acueductos, carreteras, puentes, edificaciones
grandes, etc, de manera que no es el mundo rural que muchas veces pensamos
siempre que leemos las parábolas y los hechos de Cristo.
La
idolatría en esta área venía desde los tiempos de los cananeos y el lugar que después
los griegos designaron para su dios Pan tenía una cueva a la que llamaban la
entrada del mismo infierno. Represéntese en su mente a dónde Cristo había
llevado a los apóstoles lejos de la religiosidad judaica; ahora eran idolatrías,
estatuas, falsos dioses, entrada al infierno, y toda una representación del
mundanismo que ha sido este planeta incluyendo sus religiones, y por tanto
Jesús les revelaría el plan del futuro y juicio final, mientras las miradas de
ellos absorvían todo el simbolismo que les rodeaban mientras caminaban por la
ciudad.
Lo que queda hoy del lugar de adoración al falso dios Pan.
Reconstrucción de lo que fue el lugar hecha por el Museo de Jerusalém, en Israel.
En
medio de todo ese ambiente Cristo le dice a los apóstoles: “Y viniendo
Jesús a las partes de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo:
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan
el Bautista; y otros, Elías; y otros; Jeremías, o alguno de los profetas. El
les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos. Mas
yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
iglesia; y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella.”
Desde
entonces la iglesia cristiana comenzó a
crecer con miles de judíos que se convirtieron durante el ministerio de Jesús
primero, y después el de los apóstoles. Jesús, la piedra angular del edificio
cristiano, enviaría al Espíritu Santo, para que su Palabra viajara hasta los
confines de este planeta, escogido por el Padre como el estrado de sus pies y
perla del universo.
Siempre
desde entonces hasta hoy hubo cristianos en la tierra de Israel,
contrario a lo que muchos ignoran, y por eso existían sinagogas cristianas, y
gentiles de ciudades como Filipo de Cesárea también escucharon a Jesús y unos
años después de esa visita del Hijo de Dios, toda esa área era cristiana, y
fueron ellos los pioneros de miles de gentiles; aunque no mucho después la
Iglesia ignoró su origen judeo-cristiano, y las fábulas alcanzaron las puertas
de casi todas las denominaciones de entonces.
Ese
mismo antisemitismo, lo vemos hoy insertándose dentro de esa iglesia gentil
cristiana.
Pueblo
de Dios, ¿por qué crees que el cristianismo después desapareció de la mayor
parte de esas tierras, y mucho de lo que quedó, fue contaminado con credos y
palabrerías? No te dejes engañar una vez más por ese diablo astuto. ¡Vuelve a
tus raíces! ¡Vuélvete a la compañía de Jesús!
La
iglesia que Cristo profetizó a Pedro ya ha alcanzado con su predicación hasta
los últimos confines del planeta, con la Palabra del Dios vivo, y muchas veces
las puertas del infierno han tratado de destruirla, dividirla, perseguirla, y llenarla
de idolatrías como las del falso dios Pan pero con otros nombres. Todavía el
camino pedregoso no ha llegado a su término, aunque estamos en el Final de los Tiempos, y cuando el Señor
venga, y se toque la trompeta... “nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor,
no seremos delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor con aclamación,
con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego
nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al
Señor en el aire, y así estaremos
siempre con el Señor” (1 Tes 4: 15-17).
Todavía
quedan piedras muy afiladas en ese camino pedregoso de la Iglesia de Cristo, pero mantente firme en el último estrecho de esa ruta porque nuestra redención hoy está más cerca que nunca.
¡Bendiciones!
[Tomado del libro Hijo de David. Cristo = יהודי]