-->

Yo soy el Dios de tu padre; no temas.

Profecias en el Pentateuco en Alejandro's Libros


José, quien a su vez sufrió mucho, nunca fue bien reconocido por sus propia familia y hermanos; tal como Jesús advirtió que no había profeta admirado y tomado en serio entre sus parientes y conciudadanos—pudiendo incluso recibir grandes bendiciones por ello, Mt 10:41; 13:57—pero menos aún cuando José, que en aparente ataque ego maníaco, le pronostica a sus hermanos, quienes le tenían envidia (Gn 37:11), que un día—y por obra de Dios—toda su familia se inclinaría ante sus pies (Gn 37: 5-10), mostrando la grandeza casi divina que le aguardaba el futuro; como finalmente sucedió, y siendo un don nadie, se convirtió en el alma, voz y brazo ejecutor del faraón de Egipto; no sin antes transcurrir años de engaños, sufrimiento y hasta cárcel—seguramente tomado en ese instante como un olvidado y maldecido de Dios—que sin dudas fue este el camino que lo preparó para su carrera de líder, forjando su carácter y experiencia.