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Aún contra el príncipe de la fortaleza se engrandeció.

Profetas Mayores del Antiguo Testamento en Alejandro's Libros




El “macho cabrío” que venía de la parte del poniente sobre el haz de toda la tierra teniendo un “cuerno notable” (v.5), es el rey de Javán (v.21); es decir, el futuro Imperio Griego (336-146 a.C). El “cuerno notable” o rey primero, se refiere al fundador del Imperio: Alejandro Magno, quien con la rapidez de un rayo—en menos de una decena de años—conquistó todo el mundo civilizado de entonces. Ningún hombre, bajo su único mando, había logrado tal hazaña en la historia de la humanidad. Por tal conquista veloz es que las profecías le llaman el valiente (Dn 11:3); sin embargo, como siempre ocurre, se ensoberbeció y engrandeció sobremanera, hasta llegar al punto de hacer que se postraran delante de él como si fuera un dios. La consecuencia seguida fue que a los trece años de su Imperio (336-323 a.C) murió de fiebre palúdica—otros creen que envenenado—como el más común de los hombres. ¡La vanidad e inmoralidades siempre haciendo pedazos de humanos bien dotados!


El profeta Daniel nos revela que estos “cuatro maravillosos reinos” (v.8) fueron tragados por el naciente, impetuoso, y poderoso Imperio Romano (146 a.C-476 d.C); que se elevó indeteniblemente una vez que logró conquistar Macedonia (v.9), sometida entonces bajo el imperio de los Antigónidas; y convirtiéndose así en superpotencia que logró subyugar al resto del mundo civilizado (entonces menos de 200 millones de habitantes), extendiendo sus fronteras de tal forma que en tiempos de su mayor esplendor (46 a.C-180 d.C), alcanzó abarcar desde el Mar Atlántico hasta el rio Éufrates; y desde el Mar del Norte hasta el mismísimo desierto Africano. Se hizo grande, poderoso, y muy fuerte (v.10), de manera que sus emperadores llamados Césares (Lc 2:1; 3:1; 20:25) en su gran arrogancia y soberbias ilimitadas, hicieron que se les rindiera culto y postraran delante de ellos.