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Dios ama a su pueblo de toda la tierra.

Profetas Mayores del Antiguo Testamento en Alejandro's Libros

“Y yo las sacaré de los pueblos y las juntaré de las tierras: y las meteré en su tierra, y las apacentaré en los montes de Israel…Yo apacentaré mis ovejas, y yo les haré tener majadas, dice el Señor Yahweh…Yo salvaré mis ovejas, y nunca más serán en rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David: él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Yahweh les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Yahweh he hablado. Y estableceré con ellos pacto de paz…Y el árbol del campo dará su fruto…Y despertaréles una planta por nombre, y no más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán más avergonzados de las gentes…Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pacto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Yahweh”.




Cuando un gran religioso de la época, Nicodemo, quien supuestamente conocía las Sagradas Escrituras, se le aproxima a Jesús; éste nota cuán perdido estaba en su entendimiento del cielo y el destino humano; a pesar de ser guía de tantos. Hoy hay muchos religiosos, pastores, líderes, y políticos que igualmente no creen en la Divinidad de Jesús y mucho menos en su resurrección (aunque públicamente manifiesten lo contrario). Algunos de ellos incluso, al frente de grandes ministerios cristianos. Jesús tuvo sana lástima, pena y amor por Nicodemo; sin embargo, aún so pena de perder su amistad, le dijo claramente: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Jn 3:1-18).




Este es el Milenio de Jesucristo (Apoc 20:4-6), donde él, como pastor de su pueblo (v.23) apacentará a las ovejas de Dios; teniendo el Principado (Is 9:6; Hch 5:30-31) sobre su hombro (v.24), y garantizando esa paz eterna sobre sus hijos. La tierra dará su fruto abundante como nunca antes (v.27) para seguridad y bienestar de los humanos. Todo será nuevamente edificado (Ez 36:10-15); y nunca más el pueblo de Dios escuchará injuria de gentes, ni llevará denuestos de pueblos, ni harán más morir sus hijos debido a desastres e invasiones externas. Serán por tanto juntados de todas las tierras sin quedar uno solo (Ez 36: 24-28), y Dios esparcirá sobre sus hijos “agua limpia”, siendo “limpiados” de todas sus inmundicias espirituales y mortales, cuando el Señor les dé un corazón y espíritu nuevo; recibiendo la prenda del Espíritu Santo (Hch 5:32), y así anden, guarden, y pongan por obra, los mandamientos y derechos de Dios para recogida y recompensa de amor, felicidad, salud y vida eterna (Jn 3:16).