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No he venido para abrogar...sino a cumplir.

Los Cuatro Evangelios Profeticos en Alejandro's Libros






Entendemos entonces el por qué el apóstol san Juan en el libro del Apocalipsis anuncia los padecimientos dentro de las iglesias y especialmente los cristianos—como hoy—que estarían viviendo la última época antes del Segundo Advenimiento de Cristo. Y ello hace mejor entendible la doctrina manipulada de que antes que cualquier gran sufrimiento venga, los cristianos serán levantados y quitados de la tierra. Es la mejor excusa para no preocuparnos por el ministerio profético y constante del Señor Jesucristo mientras recorría con sus apóstoles las regiones de Galilea y Judea; ignorando que incluso hoy—mientras escribo—hay muchos cristianos padeciendo en el mundo. El pueblo cristiano vivirá la tribulación, y la Iglesia será levantada al Final, a recibir al Señor antes de su Advenimiento, cuando las obras de la tierra sean quemadas en gran envergadura. Y recibir nada tiene que ver con partir (1 Tes 4: 16-17).


El Señor nos advierte que los no orgullosos serán los dueños de ese reino que un dia vendría (v.3); los que sufren injustamente recibirán esa eterna consolación que Dios promete a sus hijos (v.4); los mansos y enemigos de la violencia premeditada recibirán—una vez establecido el Reino—la tierra y el planeta por heredad perpetua (v.5); los que tienen hambre y sed de justicia, serán hartos de la justicia eterna cuando él se manifieste (v.6); los que tienen misericordia de los pobres y afligidos, entonces alcanzarán infinita misericordia de Dios (v.7); los de limpio corazón que no se engañan a sí mismos, verán a Dios (v.8); los pacificadores que siempre buscan la sincera y justa armonía entre los hombres basada en justicia y no servidumbre, serán eternamente llamados hijos de Dios (v.9); los que padecen persecución por causa de ser cristianos, serán los dueños de ese Reino que se acerca (v.10); los que son perseguidos, vituperados, burlados, ofendidos, acusados de fanáticos por su condición de ser cristianos: soportando falsos rumores y detracciones, se regocijarían en el mensaje de ¡gozaos y alegraos!, ya que quienes padezcan tales injusticias serán conocidos en el Reino de Dios cuando Cristo venga, premiándoles Yahweh Dios con eterna gratitud (v.11-12).




No solo la ley es santa y el mandamiento incorruptible, y por tanto imposible de cambiar o ‘transformar” al tener un origen Divino; sino que Jesús personalmente nos advierte que “cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos” (v.19).

Es cierto que la Salvación es por gracia y no obras que podamos contar a nuestro favor (como pecadores que somos); porque solo la gracia nos llena de su Espíritu y regenera nuestras almas encaminándolas por el crecimiento escalonado, pero no hablamos de salvación, sino de instrucción; porque el humano no es un robot, sino un ser hecho a imágen del Creador, proveído de una mente que debe ser instruida en el conocimiento de las Santas Escrituras y del quehacer de la vida.