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Levadura, sal, aceite e incienso de su pueblo.
La levadura es símbolo de corrupción, falsedad y degeneración. Este ritual señalaba directamente a la—siglos después—futura Iglesia de Jesucristo; es decir, congregación de humanos que aceptan al Hijo de Dios como Señor y Salvador siendo partícipes engendros de su obra redentora. Basta comparar este rito y las palabras pronunciadas por el Hijo del hombre , cuando dijo: “Mirad guardaos de la levadura de los Fariseos y los Saduceos” (Mt 16:6)”, previniéndonos de la corrupción y falsedades que nacen bajo supuestos representantes religiosos muy vinculados al desmantelamiento social, fanatismos, y manipulación política para lucro personal y ambiciones de poder; de lo cual la Iglesia ha sufrido durante toda su historia. El Verbo de Dios (Jn 1:1, 14, 34 ), se rebela aquí a sí mismo, desde los tiempos memoriales de la estancia del pueblo hebreo en tierra del desierto.