El profeta Habacuc ejerció su ministerio profético alrededor de los años 606-586 a.C, según reconocemos en la historia. El profeta advierte sobre la inminente destrucción de los judíos que se deshacían con sus impiedades y abominaciones espirituales, y que ahora serían arrasados por los Caldeos. La injusticia prevalecía a todos los niveles de las esferas sociales y la ira demoledora se acercaba; sin embargo, el hombre de Dios no termina y les advierte al Imperio Babilónico que su dia de macabro juicio llegaría igualmente; y así ocurrió aproximadamente setenta años más tarde, contando a partir desde que el Reino de Judá se desmorona y es llevado en cautiverio desolador.
El profeta se eleva en el horizonte profético y nos anuncia que el justo vivirá por la fe bajo la dirección del Espíritu Santo del Altísimo Creador, el cual se revelaría a los pobladores del mundo, en espectáculo milagroso que perduraría para siempre, y al que jamás las puertas del infierno logarían destruir.
El profeta se eleva en el horizonte profético y nos anuncia que el justo vivirá por la fe bajo la dirección del Espíritu Santo del Altísimo Creador, el cual se revelaría a los pobladores del mundo, en espectáculo milagroso que perduraría para siempre, y al que jamás las puertas del infierno logarían destruir.