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El es puesto para caída y levantamiento.

Los Cuatro Evangelios Profeticos en Alejandro's Libros







Jesús sería causa de “caída” para todos aquellos que lo han ignorado—aún siendo el Hijo Unigénito de Dios—crucificándolo nuevamente y desde entonces cada dia, con sus perversas obras y resentimientos hacia el Creador; quienes no les quedará otra opción que el infierno de fuego.

A su vez sería causa de “levantamiento” para todos aquellos que de época en época han aceptado su sacrificio expiatorio de la Cruz, recibiendo por tanto perdón de pecados de parte de Dios, y vida eterna en cuerpo y alma, una vez que el Hijo de Dios se manifieste en gloria y potencia durante su Segundo Advenimiento (1 Tes 4:16-17; 1 Cor 15:51-54). Por lo general es el pueblo pobre y simple quien recibe su Palabra, porque los orgullosos inteligentes de entre los humanos siempre cuentan que no necesitan de Yahweh, sino que—según su raquítico y entorpecido juicio—son capaces de valerse por sí mismos sin necesidad del Salvador.


El profeta Simeón le anuncia a María lo que le ocurriría al niño Jesús 33 años adelante: La dolorida y sangrienta crucifixión. Es la primera vez que se le anuncia a la virgen: “Y una espada traspasará tu alma de ti misma”(v.34); algo que evidentemente—y en medio de tanto regocijo por su bebé—ella no entendió lo que se le profetizaba hasta que tres décadas más tarde, y sufriendo calladamente, presenció dolorosamente el desgarre de su alma, al ver a Jesús siendo clavado—tal cual vil pecador—en la cruz del Gólgota, a mano de los romanos, y sabiendo que su hijo era la promesa del Altísimo para con su pueblo. El Hijo de Dios, limpio y manso, sin mancha ni pecado, padeciendo el martirio por causa de los pecadores “para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones” (v.35).